El ejercicio físico regular durante el embarazo se asocia con numerosos beneficios. En general, a las mujeres no se les asesora adecuadamente sobre este tema y junto con sus preocupaciones sobre los posibles riesgos, contribuye al abandono o negativa a comenzar a hacer ejercicio durante el embarazo.
Recientemente se han publicado los resultados de una revisión (Ribeiro y col, 2021; J Perinat Med 6-sep; doi: 10.1515/jpm-2021-0315) cuyo objetivo fue proporcionar una revisión exhaustiva de la literatura, reuniendo la evidencia más sólida sobre los riesgos y beneficios y la prescripción del ejercicio físico.
En la revisión final se incluyeron 57 artículos, incluidos 32 metanálisis, 9 revisiones sistemáticas y 16 ensayos controlados aleatorios.
Los hallazgos más relevantes fueron que el ejercicio puede ayudar a prevenir trastornos relevantes relacionados con el embarazo, como diabetes gestacional, aumento de peso gestacional excesivo, trastornos hipertensivos, incontinencia urinaria, macrosomía fetal, dolor lumbopélvico, ansiedad y depresión prenatal. El ejercicio no está relacionado con un mayor riesgo de resultados adversos maternos o perinatales. El cumplimiento de las pautas actuales es suficiente para lograr los principales beneficios, y el tipo y la intensidad del ejercicio deben basarse en el estado físico previo de la mujer.
El ejercicio durante el embarazo es seguro tanto para la madre como para el feto, y contribuye a prevenir los trastornos relacionados con el embarazo. El tipo y la intensidad del ejercicio deben adaptarse al nivel de condición física anterior de la mujer, el historial médico y las características del embarazo en curso.