La fragilidad en edad avanzada cada vez es más frecuente y se manifiesta especialmente en pacientes hospitalizados. La inmovilización prolongada y con frecuencia un aporte nutricional inadecuado potencia el deterioro funcional de los pacientes. Recientemente se han publicado los resultados de un metaanálisis (Yixian Han y col, 2020; BMJ Open 13-dic; doi: 10.1136/bmjopen-2020-040146) cuyo objetivo fue determinar la efectividad de una combinación de intervención ejercicio+nutrición en personas de edad avanzada prefrágiles y frágiles hospitalizadas, sobre la fragilidad, calidad de vida, caídas y su costo-beneficio. Veinte estudios fueron incluidos en el análisis. Los resultados mostraron que los pacientes que recibieron la intervención de ejercicio+nutrición fueron los que más redujeron los indicadores de fragilidad y mejoraron su capacidad funcional, en comparación al cuidado estándar. Los pacientes mostraron más independencia en las tareas de la vida diaria con la intervención. No se observaron diferencias en las medidas de la fuerza. Los autores concluyen que la intervención conjunta ejercicio+nutrición es eficaz para mejorar el estado de fragilidad y los indicadores relacionados con la fragilidad de personas de edad avanzada hospitalizados.

Los resultados de este metaanálisis no dejan de ratificar lo que los estudios más relevantes han mostrado en la última década. La hospitalización de una persona de edad avanzada se asocia a un riesgo elevado de empeoramiento de su estado funcional que puede per se ensombrecer el pronóstico de la enfermedad de base. Es una obligación sanitaria tener en cuenta estos hechos y poner en marcha protocolos de soporte (ejercicio + nutrición adecuada) cuando un anciano ingresa en un hospital. Es cierto que ello conlleva más recursos económicos, pero esos son algunos de los gastos que no deberíamos restringir.