El volumen de entrenamiento es clave en la consecución de adaptaciones fisiológicas en el entrenamiento de fuerza. Sin embargo, los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) severa están limitados por disnea durante los entrenamientos tradicionales de fuerza resistencia (LLHR-RT; baja carga-altas repeticiones) realizados con los 2 miembros inferiores, dando como resultado volúmenes de entrenamiento subóptimos. Sabemos que la utilización de solo un miembro en esa modalidad de entrenamiento disminuye la carga de la ventilación y quizás permita establecer un mayor volumen de entrenamiento frente al que utiliza los dos miembros inferiores. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Nyberg y col, 2020; Chest 11-dic: 10.1016/j.chest.2020.12.005) en el que los autores valoraron si un protocolo de ejercicio de fuerza-resistencia realizado con una pierna podría alcanzar mayores adaptaciones en comparación a un protocolo tradicional de fuerza realizado con ambas piernas de manera simultánea. Se valoraron cambios en la capacidad de ejercicio (test de caminar 6 min; 6MWD), estado de salud, función muscular y adaptaciones intramusculares. Participaron 33 pacientes con EPOC que realizaron 8 semanas de entrenamiento con una ó dos piernas. Los resultados mostraron que el entrenamiento de fuerza con una pierna no mostró mayores mejoras que cuando se realizó con 2 piernas en 6MWD. Sin embargo, el 73% en el grupo de una sola extremidad superó la diferencia mínima clínicamente establecida de 30 m en comparación con el 25% en el grupo de dos extremidades. El estatus y la función musculares mejoraron por igual en ambos grupos. Durante el entrenamiento el grupo que entrenó con una pierna redujo la disnea durante el entrenamiento en comparación al entrenamiento con 2 piernas, aunque el volumen de entrenamiento no fue diferente. Los autores sugieren que el entrenamiento con una extremidad no mejora la capacidad funcional en mayor medida que el entrenamiento tradicional con las dos extremidades, pero reduce la sensación de disnea permitiendo que un %mayor de pacientes alcancen mejoras clínicamente relevantes en el test de caminata de 6 min.
Independientemente de la estrategia de ejecución, el entrenamiento de fuerza mejoró la capacidad de ejercicio, el estado de salud, la resistencia muscular y permitió varias adaptaciones fisiológicas de los músculos, reduciendo las consecuencias negativas de la disfunción de los músculos de las extremidades en la EPOC. Ese es el principal objetivo del entrenamiento aplicado en pacientes con EPOC, ya que la base de la enfermedad no va a poder ser modificada.