El ejercicio físico es beneficioso para reducir los riesgos de padecer varias patologías asociadas a la edad, pero no hay estudios que hayan examinado la asociación de intervenciones de ejercicio a largo plazo (≥ 1 año) con los abandonos debido a problemas de salud y mortalidad, o la efectividad del ejercicio físico versus las intervenciones habituales de atención primaria en los resultados relacionados con la salud en adultos mayores (≥ 65 años). Recientemente se han publicado los resultados de un metaanálisis (García-Hermoso y col, 2020; Sports Med 4-feb; doi: 10.1007/s40279-020-01259-y) cuyo objetivo fue analizar la eficacia y seguridad de intervenciones de ejercicio a largo plazo en adultos de edad avanzada. Un total de 28523 participantes de edad media de 74,2 años fueron analizados en esta revisión. Los resultados mostraron que el entrenamiento a largo plazo no mostró diferencia en el riesgo de abandono debido a problemas de salud o mortalidad, mostrando al mismo tiempo una reducción del riesgo de mortalidad en poblaciones clínicas. Además, el ejercicio se asoció una reducción en el número de caídas y lesiones asociadas a las caídas, así como un aumento de la capacidad funcional y cognitiva de esta población.

Lo complicado para los programas dirigidos a personas de edad avanzada es la adherencia a los mismos. En un ambiente que podríamos calificar de “hostil”, la persona de edad avanzada fisiológicamente está más cerca del reposo que del movimiento, y ahí entra el conocimiento y la habilidad del profesional para que la persona viva esa experiencia como algo divertido y no como una obligación.