La masa corporal magra reducida (LBM) es común durante y después del tratamiento para el cáncer de mama, y se asocia con una mayor toxicidad inducida por el tratamiento, un tiempo más corto hasta la progresión del tumor y una menor supervivencia. El entrenamiento con ejercicios es una posible intervención para mantener o aumentar la masa corporal magra.
Recientemente se han publicado los resultados de un metaanálisis (Fraser y col, 2021; Med Sci Sports Exerc 20-sep; doi: 10.1249/MSS.0000000000002792) cuyo objetivo fue investigar los efectos del entrenamiento físico sobre la masa corporal magra en pacientes con cáncer de mama. Se incluyeron en el metaanálisis datos de 17 estudios que involucraron a 1743 sobrevivientes de cáncer de mama.
Los resultados mostraron que en general, hubo un beneficio significativo del entrenamiento en comparación con el control sobre la masa corporal magra (0,58 kg, IC del 95%: 0,27 a 0,88, p <0,001). El análisis de subgrupos mostró efectos positivos para el entrenamiento de fuerza (0,59 kg) y el entrenamiento aeróbico (0,29 kg), y para el entrenamiento físico realizado durante (0,47 kg) o después (0,66 kg) del tratamiento contra el cáncer. El entrenamiento con ejercicios fue beneficioso en los estudios que incluyeron mujeres posmenopáusicas (0,58 kg), así como en aquellas con participantes con estado menopáusico mixto (1,46 kg).
Los autores concluyeron que, en comparación con la atención habitual, el entrenamiento tiene un efecto beneficioso sobre el LBM en mujeres con cáncer de mama, tanto durante como después del tratamiento del cáncer. Dada la importancia fisiológica y funcional de la LBM en mujeres con cáncer de mama, los oncólogos deben alentar a sus pacientes a que realicen un entrenamiento físico regular, con especial énfasis en el entrenamiento de fuerza.
El entrenamiento de fuerza muestra también en pacientes oncológicos, sus ventajas fisiológicas vinculadas a la salud. El músculo, como órgano endocrino, ayuda a los pacientes a mejorar el estatus inflamatorio asociado a la propia enfermedad y al tratamiento, y es de suma importancia mantener una adecuada masa muscular activa en el proceso de tratamiento del cáncer, mejorando la calidad de vida, y en muchos casos la supervivencia del paciente