La fatiga relacionada con el cáncer es uno de los síntomas más frecuentes y angustiantes entre los pacientes con cáncer, lo que resulta en un gran desafío para la investigación del cáncer. Se han realizado numerosas revisiones sistemáticas de intervenciones de entrenamiento físico para encontrar el enfoque más eficaz. Sin embargo, la evidencia permanece fragmentada, y aún no está claro en qué casos el entrenamiento físico de la población con cáncer es más efectivo que en otras poblaciones.

Recientemente se han publicado los resultados de un metaanálisis (Belloni y col, 2021; Acta Oncol 16-ago; doi: 10.1080/0284186X.2021.1962543) cuyo objetivo fue evaluar críticamente las revisiones sistemáticas y los metanálisis sobre el entrenamiento físico para reducir la fatiga relacionada con el cáncer en los adultos.

De 1438 artículos identificados, 11 cumplieron con los criterios de inclusión y diez fueron metaanalizados. Los resultados arrojaron un efecto positivo del entrenamiento físico sobre la fatiga en todas las poblaciones de cáncer, DME = -0,33 (-0,43, -0,23). El análisis de subgrupos basado en la localización del tumor mostró un efecto del entrenamiento físico ligeramente mayor sobre la fatiga en adultos con cáncer de mama, DME = -0,36 (-0,57, -0,15) y cáncer de próstata = -0,34 (-0,45, -,0,22).

Los autores concluyeron que la evidencia disponible indica una mejora potencial en la fatiga relacionada con el cáncer en pacientes adultos sometidos a entrenamiento físico durante y después de los tratamientos contra el cáncer, particularmente en pacientes con cáncer de mama o de próstata.

La aplicación de ejercicio en patologías crónicas se asocia a múltiples efectos positivos en pronostico de la enfermedad y calidad de vida de los pacientes. No hay dudas al respecto en términos generales. Otro asunto es como conseguir que la población afecta de estas patologías vea en el ejercicio un medio terapéutico que puede ayudar a su recuperación, capacidad física o incluso supervivencia. Cuando salimos de la burbuja de los ensayos clínicos controlados y las publicaciones correspondientes, nos encontramos directamente con la realidad. Y la realidad dicta, desafortunadamente, que queda mucho camino por recorrer hasta llegar a ver a hospitales y centros de entrenamiento para pacientes llenos de personas beneficiándose de los potentes efectos del ejercicio.