La contribución positiva de los programas de ejercicio en pacientes con cáncer de mama no es discutible. Con la evidencia disponible los clínicos deberían tratar de incluir como parte del tratamiento, cuando las condiciones así lo permitan, los programas de ejercicio en las pacientes en tratamiento y posteriormente durante toda su vida. La modalidad de ejercicio a desarrollar probablemente no sea tan importante desde un punto de vista clínico. En mi opinión las pacientes deberían seleccionar aquella modalidad de ejercicio que permita una mayor adherencia a los programas. Al mismo tiempo, los fisioterapeutas a nivel intrahospitalario, y estos y los graduados en ciencias del deporte a nivel extrahospitalario, deberían estar suficientemente formados para adecuar los programas de ejercicio a cada perfil de paciente. Aplicar ejercicio en pacientes va mucho más allá de realizar trabajos puntuales de investigación en ambiente controlado